Después de un año de pandemia ha pasado el tiempo suficiente para poder hacer balance y los datos que hemos obtenido no son nada buenos en lo que ha productividad laboral se refiere.
Según un estudio publicado por McKinsey, la productividad ha caído en picado en este último año; y siendo objetivos, esto era algo más que previsible.
Incremento de la procrastinación
Uno de los principales factores que ha motivado la baja productividad ha sido el aumento del tiempo que pasamos sin trabajar en horario laboral. Las oportunidades de procrastinación han sido mayores que nunca. Como dice el refrán: “Cuando el gato no está, los ratones salen a jugar”.
En mayor o menor medida, todos tendemos a procrastinar en cierta forma. Si nuestro día a día lo pasamos en un ambiente de oficina, los momentos de procrastinación se reducen; sin embargo, estando en casa nuestras ocasiones de “distracción” se multiplican.
Admitámoslo, todo hemos puesto una lavadora o preparado la comida en horario laboral, y de mirar las redes sociales o el whatsapp mejor ni hablamos…
Aumento de la fatiga mental
Otro de los motivos por lo que se ha reducido la productividad es la fatiga mental que sufren los trabajadores. El teletrabajo ha propiciado jornadas laborales más largas dentro de espacios físicos muy reducidos y con malas condiciones: aumento de horas fijando la vista en una pantalla, puntos de luz insuficientes, mala ventilación, paredes muy próximas a los trabajadores que impedimentan el descanso visual y la mirada al horizonte…
Estos factores han motivado la sobre carga mental y visual de los trabajadores haciendo que, pese a estar más tiempo frente al ordenador, el porcentaje de horas productivas se haya reducido considerablemente.
Menor trabajo en equipo, baja motivación y peores soluciones
Teletrabajar implica estar solos y pasar la mayor parte de nuestro día aislados lo que ha hecho que prime el individualismo por encima del trabajo en equipo. El intercambio de ideas y de información entre compañeros se ha reducido drásticamente por lo que la motivación al logro se ha visto perjudicada.
Estar todo el día “solos” ha empobrecido la creatividad de los trabajadores y ha disminuido la positividad que genera el buen ambiente laboral.
Por mucho que nos empeñemos en creer lo contrario, una reunión por Zoom nunca sustituirá a una conversación con compañeros, a compartir dudas con ellos ni fomentará el espíritu de unidad y pertenencia que se consigue con el trabajo presencial y que tan importante es para lograr la mejora de la productividad y los objetivos empresariales.