Cuando tenemos una idea en la cabeza nos ilusionamos con ella y le damos forma hasta verla convertida en realidad. Antes de emprender un negocio, le hemos dado tantas vueltas y pensado tanto en ello que creemos que lo tenemos todo controlado y que nuestro negocio será un éxito, sin embargo, hay algunas recomendaciones que todo emprendedor debería conocer antes de comenzar su andadura.
1.No puedes hacerlo todo solo. Es imposible para una sola persona sola abarcarlo todo, tener conocimientos de todo… Pide consejo, habla con tus contactos, con profesionales que tengan su propia empresa y puedan asesorarte. Pide opinión acerca de tu negocio. Un consejo de alguien que haya pasado por tu misma situación, tiene un valor incalculable.
2.Rodéate de talento. Cuando selecciones a los miembros de tu equipo, intenta formar un grupo fuerte, que cada uno tenga conocimientos en un campo específico, contabilidad, comercial, marketing, informática… todo el equipo debe formar un núcleo perfecto. Debes fomentar la creatividad en el grupo, la honestidad y la unidad. Un grupo fuerte conseguirá sus metas más fácilmente.
3.Se un buen líder. Si vas a ser el líder de un equipo y es tu primera vez, intenta adquirir las habilidades que no te sean innatas. Aprende a motivar a tu equipo, a hacerles partícipes de la empresa. Trátales como iguales, valora sus ideas y haz que tengan iniciativa. Comparte con ellos los progresos de la empresa y el camino hacia el que va. Celebrad juntos los logros conseguidos. Fomenta la unidad con actividades como teambuilding, cenas, afterworks…
4.No te conformes. Busca siempre una meta más allá de la que has alcanzado. Piensa siempre en crecer, intenta anticiparte al futuro, a los posibles problemas que puedan surgir. Acomodarte es fácil, pero cuando uno comienza con un negocio, tiene que ser ambicioso, tiene que tener expectativas y nunca ver el fin.
5.Aprende a reinventarte. De vez en cuando mira tu negocio desde fuera, analiza sus fortalezas y debilidades, los posibles competidores, el cauce que está tomando. Míralo con objetividad. Si ves que algo falla, cámbialo, no es necesario que pierdas tu identidad pero sí que sepas dar una vuelta de tuerca a las cosas que no van bien, darles un nuevo enfoque, refrescarlas.