¿Cómo ves a las personas que tienen iniciativa? ¿Seguras de sí mismas, valientes, fuertes, capaces de hacerle frente a todo? ¡Exacto! Las personas con iniciativa tienen la capacidad y la predisposición para emprender cualquier acción, crean oportunidades, son decisivas, emprendedoras, tienen confianza en sí mismas…
Como siempre decimos, si no tienes innata una cualidad determinada, ¡no te preocupes! Con un poco de práctica podrás adquirirla. No hay límites, las barreras solo están en tu mente y con la actitud adecuada, desaparecerán fácilmente.
La importancia de tener iniciativa en el entorno laboral.
En el mundo laboral encontramos a dos grupos de profesionales, en el primer grupo están los profesionales que mejoran rápidamente, adquieren importancia en la empresa, son la mano derecha de los jefes, su opinión es importante. En el segundo grupo tenemos a los profesionales que siempre se mantienen en el mismo nivel, cumplen con su trabajo pero pase el tiempo que pase, no llegan a destacar en la empresa. La opinión de este grupo no tiene porqué ser menos valiosa o acertada que la de los profesionales del primer grupo, sin embargo les es más complicado que se les escuche.
¿En que difieren ambos grupos? En la iniciativa personal. Los trabajadores del primer grupo comunican sus inquietudes, aportan ideas de mejora, no se conforman, nunca dejan de crecer. Sin embargo, los profesionales del segundo grupo no tienen la capacidad para expresar su opinión o su disconformidad hacia lo que no les gusta, sienten miedo al rechazo, al qué dirán, a no tener nada interesante qué decir. Por estos motivos, aun siendo tan capaces como los profesionales del primer grupo, el no tener iniciativa frena su crecimiento personal y laboral ya que siempre estarán en un discreto segundo plano.
“Si quieres tener algo en tu vida que nunca has tenido, deberás hacer algo que nunca has hecho.” James D Houston.
Ahora que ya hemos visto lo importante que es tener iniciativa, vamos a tratar de ponerlo en práctica. Lo más importante, debemos olvidarnos de nuestros miedos y pensar que esas barreras mentales están solamente en nuestra cabeza, el resto de personas no las ven. “El que no arriesga no gana”.
Pequeños trucos que te ayudarán a tener iniciativa.
Comienza practicando algo sencillo, inicia una conversación con un desconocido. Algo simple, un comentario en un ascensor sobre el tiempo, o si viajas a otra ciudad, pregunta a algún camarero acerca del turismo. Practicar estas pequeñas cosas hará que ganes confianza en ti mismo. Cuando tengas superado esto, da un paso más, ten iniciativa en algo que realmente quieras conseguir. Intenta aprovecharte de la situación o del contexto y sacarle el máximo partido. Ejemplo: quieres entablar relación con una nueva compañera pero nunca has hablado con ella… puedes preguntarle si se siente cómoda en la empresa o aprovechar tu antigüedad para darle algunos consejos.
Veamos otro ejemplo; estás en un evento de trabajo y tienes que compartir mesa con personas que no conoces, ¿qué haces?, no esperes a que te hablen, da tú el primer paso y preséntate. Una buena sonrisa es la mejor carta de presentación. Al saludo inicial le puede seguir una pregunta sobre qué les está pareciendo el evento, o sobre su trabajo, algo simple pero que te ayude a romper el hielo y genere un clima de confianza.
Muy importante a la hora de tener iniciativa es no tener miedo a preguntar, interésate por los gustos de los demás, aprende a iniciar conversaciones por ti mismo, si ves que tu interlocutor no te devuelve la pregunta, da tú información sin que te la pidan, piensa que la otra persona quizá tampoco tenga demasiada iniciativa, y si te quedas sin recursos, se amable, dile algo positivo a la persona con la que quieres hablar, la positividad se transmite y eso te facilitará mucho las cosas.
Así que desde hoy mismo, no dejes de practicar la iniciativa allá donde vayas, verás rápidamente los resultados 🙂